Estupendo lugar, que extrañamente está siempre vacío. La pizza es estupenda (la nórdica, deliciosa), las entradas no se diga, y las pastas hechas en casa. Precios muy razonables y bonita decoración.
Me gustó mucho la comida, sobre todo la Pizza Mediterránea, la masa es deliciosa y si la acompañas con un vino tinto sabe mucho mejor, recomendable para una cena romántica.