Si no llegas al desayuno, no importa, pide un chocolate de agua para acompañar el mole y las enchiladas.
Aquí comerás uno de los mejores risottos del DF (aunque eso implica esperar casi media hora por el plato). Vale la pena, está hecho al momento.
Es una garantía. Platos como el risotto con tuétano y lo que el chef tenga de temporada valen mucho la pena.
Verás mucho encorbatado polanqueño; sin embargo, los platillos te recordarán la cocina casera y sencilla. Para vivir una experiencia completa pide una “comida corrida” con los mejores platos del lugar
